Embajadores
CLEMENTE
El 14 de julio de 2015, en una noche fría de invierno, le hice cariño a un perrito pequeño y marroncito que estaba mojado, sucio, muerto de frío y con un chicle pegado en su lomo. Recuerdo claramente su olor a yerba buena. Él comenzó a seguirme por más de 7 km camino a casa, yo le decía "¡no, no y no!, no me sigas ahora, no puedo tener un perro en casa, no es el momento”. Incluso, hasta aceleré el paso, para que él me perdiera de vista, pero él pensó que era un juego y también aceleraba el paso hasta que llegó a la entrada del edificio. La conserje me preguntó claramente “¿Oiga, ese perrito es suyo?" A lo que respondí "¿Cómo va a ser mío ese perrito, acaso usted me ha visto todos estos dias con él?" Y ella dice, ¿Por qué no esperas hasta mañana? y lo llevas a la fundación de perritos que está justamente frente al edificio. Y el perrito me miraba, entonces pensé: "Es sólo hasta mañana , por una noche no creo que pase nada". Así que lo cargué, lo subí al departamento, y lo primero que hice fue quitarle ese chicle. Luego, le limpié el ojito que tenía infectado y como no tenía comida de perro, le preparé pollo sancochado. Esperé a que pasara la noche, y apenas amaneció lo llevé a la fundación.
Esa fue otra historia, la señora que me atendió me dijo claramente que no lo podía aceptar. Primero había que esperar una jornada de adopción, que se realiza solo a finales del mes, y tendría que esperar con el perrito y a ver si corre con suerte de que lo adopten. Recuerdo que dí un grito "Queeé?, hasta a fin de mes, si aún faltan 15 días!!!" ¿Se puede saber qué voy hacer con el perrito?. Recuerdo también la carita del perrito marroncito asustado, viéndome a los ojos. Pensé en ese momento, ¿será una locura si me lo quedo? Pero, para resumir la historia, a los dos días le puse nombre, y esa locura que hice, creo que fue la mejor locura que he hecho en mi vida y se llama: CLEMENTE BUSTAMENTE. Sólo puedo decir que soy el hombre más afortunado del mundo por encontrar en mi camino a este ángel de cuatro patas.